RELATO: El horror de La Mancha
–Hoy
en la Nave del Misterio tenemos un programa muy especial. Seguramente
recordarán una extraña noticia que salió a la luz hace cinco años
y que resultó muy impactante para todos los aficionados al misterio
y lo oculto: la Guardia Civil encontró en una tenebrosa cripta
subterránea, bajo una ruinosa ermita abandonada situada en un
pequeño pueblo de la provincia de Ciudad Real, a dos parejas de
jóvenes en algo que parecía una especie de extraño templo dedicado
a terribles, antiguas e ignotas deidades. Los cuatro parecían haber
sufrido un trauma muy fuerte y tuvieron que ser ingresados en un
hospital psiquiátrico. Y hasta ahora ninguno de ellos había hablado
sobre lo ocurrido esa aciaga noche. Pero hoy dos de los implicados
han decidido romper su silencio tras años de terapia psiquiátrica y
psicológica, recordar aquellos espantosos sucesos y contarlos en
exclusiva para la audiencia de Cuarto Milenio. Ellos son José y
Diana. Buenas noches y bienvenidos, muchas gracias por elegir nuestro
programa para relatar por primera vez lo ocurrido.
–De nada
Iker, buenas noches.
–Buenas noches.
–Hay que
explicar a nuestra audiencia que la otra pareja, Jorge, hermano de
José y su novia María, no ha podido venir, ya que sus psiquiatras y
psicólogos han considerado que no han superado del todo el trauma
que les produjeron los espeluznantes y misteriosos hechos vividos en
aquella oculta cripta maldita. Y, por lo tanto, no están preparados
todavía para hablar de ello.
–Sí,
es verdad, todavía hoy cada vez que Jorge escucha la palabra ermita
se tira al suelo gritando. Y María sufre ataques de pánico si sale
por la noche sola.
–Vaya, lo siento mucho, espero que pronto
se recuperen por completo.
–Gracias, Iker..
–También
hay que aclarar que no vamos a mencionar el nombre del pueblo donde
sucedieron esos escalofriantes hechos por petición expresa del
ayuntamiento de la localidad, que teme la mala fama que todo esto les
puede acarrear. De todas formas, la siniestra ermita donde ocurrió
todo fue clausurada y derribada poco después del rescate de los
cuatro jóvenes por parte de la Guardia Civil. Supongo que vosotros
no habréis vuelto por allí.
–No, nuestros terapeutas lo
desaconsejan.
–Bien, empecemos por el principio. ¿Cómo
comenzó todo?
–Pues de la manera más normal. Nos fuimos de
vacaciones de Semana Santa al pueblo del padre de José y Jorge, que
nunca habíamos ido los cuatro juntos.
–Recuerdo que mi
hermano se quejaba todo el rato porque quería ir a la playa, a
Marbella. Pero no teníamos dinero, así que nos fuimos al pueblo.
Ojalá le hubiéramos hecho caso.
–En realidad todo empezó
el viernes santo, durante una procesión. Estábamos en el bar del
pueblo y las únicas personas que había además de nosotros eran el
dueño y un viejo borracho.
–Yo me puse a hablar de las
procesiones y de repente el viejo, que era el típico borracho de
pueblo, se acercó a nuestra mesa y dijo algo que entre el acento
manchego cerrado y la borrachera que llevaba no entendimos bien, sólo
que ponía a parir a sus paisanos y decía algo sobre una ermita
maldita. En ese momento, el del bar le gritó que se callara y dejara
de molestarnos y nos dijo que nos fuéramos porque iba a cerrar,
aunque sólo eran las ocho de la tarde.
–Así que nos fuimos
a casa, pero José empezó a hablar de la ermita que había
mencionado el viejo, de la que ni él ni Jorge habían oído
hablar.
–Llamé a mi padre para preguntarle sobre el tema y
me dijo que a las afueras del pueblo había una ermita abandonada
hacía muchos años que se decía que estaba embrujada, pero que sus
padres nunca le habían dejado ir allí. Y que dudaba que siguiera en
pie.
–José y Jorge se empeñaron en que querían ir a la
ermita la noche siguiente, para poner un móvil grabando a ver si se
registraban psicofonías.
–En realidad no pensábamos que se
fuera a grabar nada, era sólo por curiosidad y por pasar el rato.
Creímos que sería algo divertido. Me arrepentiré toda la vida de
haber convencido a los demás.
–Tranquilo cariño, recuerda
lo que te dijo tu psicólogo, no fue culpa tuya porque todos
decidimos ir. Además, no podías saber lo que iba a pasar.
–Bueno,
mi psicólogo, igual que todos los terapeutas que hemos tenidos estos
años, dice que todo lo que vimos no fue real, que fue una
alucinación colectiva provocada por la sugestión. Pero yo sé lo
que vi y oí. Y todos los psicólogos y psiquiatras se pueden ir a
tomar por
–Aquí les voy a interrumpir, si me disculpan. El
equipo de Cuarto Milenio realizó un trabajo de investigación sobre
la ermita y Carmen Porter nos va a contar lo que descubrieron. Buenas
noches, Carmen.
–Buenas noches. Así es, Iker, aunque por
desgracia no pudimos visitarla debido a que como has contado antes
fue derribada. Después de investigar en el pueblo y sus alrededores,
en los archivos del obispado y en hemerotecas, averiguamos que se
llamaba Ermita de la Santa Cruz y fue construida en el siglo XV. Pero
en 1926, ante los rumores de extraños y diabólicos rituales que se
llevaban a cabo allí, el obispado realizó una investigación y
acabó desacralizándola y clausurándola. Lo curioso es que en
ningún sitio, ni siquiera en los archivos del obispado, hay ningún
documento en el que ponga en qué consistió dicha investigación y
cuáles fueron sus resultados ni las razones de una decisión tan
radical. Lo que si pudimos encontrar fue una noticia de un periódico
de la época, que contaba que tanto el sacerdote de la ermita como
varios vecinos del pueblo y de localidades cercanas habían sido
detenidos por la Guardia Civil por secuestro y asesinato, aunque
curiosamente no pone nada sobre las víctimas de tales delitos.
–Muy
interesante, Carmen, aunque como pasa habitualmente en el mundo del
misterio casi abre más interrogantes que aclara las cosas. Una vez
más, muchas gracias al equipo del programa por su excelente
trabajo.
–Nosotros no teníamos ni idea de todo eso, de
hecho hasta ese viernes ni siquiera sabíamos que existía la ermita
de los
–Por favor, sigan contando lo ocurrido. ¿Qué pasó
después?
–Iker, por favor, tutéanos. Esa misma noche, a
las once y media, nos fuimos los cuatro hacia donde nos habían dicho
que estaba la ermita, en medio del campo y a un cuarto de hora en
coche del pueblo.
–Aparcamos en cuanto vimos las ruinas y
fuimos andando hasta ellas. Llevábamos linternas, pero mi hermano
dijo que no las encendiéramos por si había alguien vigilando. No
creo que lo pensara de verdad, no tenía sentido que hubiera
vigilantes y me parece que lo que quería era asustar a las chicas. Y
de todas formas, se veía bastante bien porque había luna
llena.
–¿La luna llena era gibosa?
–Eeeeehh… no
sé Iker… era… llena.
–Permitidme que os interrumpa un
momento. Quiero pedir a los espectadores que se imaginen la
espeluznante escena que presenciaron estos jóvenes: una tenebrosa
ermita en ruinas completamente aislada en medio de la extensa llanura
manchega e iluminada únicamente por la pálida luz de una gibosa
luna llena. Parece algo salido de un relato de Poe, ¿no creen?
Continua, José, por favor.
–Cuando llegamos a la ermita,
vimos que estaba rodeada por una valla de esas que ponen en las obras
para impedir el paso, con un candado atado con una cadena. Y había
un cartel que ponía: prohibido el paso por peligro de
desprendimiento.
–Yo dije que sería mejor que volviéramos
al pueblo, no fuera a ser peligroso.
–Ojalá te hubiéramos
hecho caso. Pero vi que había huellas de pies que entraban en la
ermita y se lo dije a los demás. Dio la casualidad de que mi hermano
llevaba una cizalla en el coche para cuando iba a… por motivos de
trabajo, así que fue a por ella y rompió la cadena para abrir. Ya
sé que estuvo muy mal y que es un delito, pero creo que hemos pagado
por ello más que de sobra estos cinco años.
–Así que
entramos en la ermita y vimos que las huellas llevaban a lo que
parecía una tumba de piedra en el suelo, cuya lápida había sido
retirada a un lado. Pero se podía ver que en vez de tumba había
unas escaleras que bajaban a las profundidades.
–Recuerdo
que nos miramos unos a otros. Era algo que no esperábamos y me
parece que a todos nos daba un poco de miedo bajar, pero ninguno
quería reconocerlo.
–De un poco nada, yo estaba muy
asustada y estoy segura que los demás también. Pero entonces Jorge
dijo que quien no bajara era un gallina y María le contestó: “si
eres tan valiente baja tú primero”. Así que eso hizo, pero se
notaba que estaba acojo… atemorizado y lo hacía por no quedar mal
delante de su novia.
–Los demás bajamos detrás de él con
las linternas encendidas porque estaba todo a oscuras. Las escaleras,
que eran de piedra y tenían pinta de ser muy antiguas, terminaban en
un túnel que se internaba en la oscuridad, lo suficientemente ancho
como para caber de dos en dos. Yo miraba a los demás y veía que
tenían tanto miedo como yo, pero por no quedar como unos cobardes no
dijimos nada y seguimos hacia delante por el túnel.
–Avanzando
por él, empezamos a escuchar algo que venía de más adelante, como
gente cantando. Otra vez nos miramos como preguntándonos si
seguíamos hacia delante. Y aunque claramente estábamos muy
asustados, esta vez la curiosidad pudo al miedo y continuamos. Al
final del túnel se veía una luz, así que apagamos las linternas.
Me acuerdo que todos andábamos despacio y en silencio, como si no
quisiéramos que nos oyeran.
–Cuando pienso que tuvimos
varias oportunidades de volver al pueblo y no habría pasado
nada…
–El túnel terminaba en una especie de cripta muy
grande con el suelo y las paredes de piedra y que también parecía
muy antigua. Todas las paredes estaban llenas de extraños dibujos y
símbolos hechos con pintura roja. También me acuerdo que olía muy
mal, como a agua estancada.
–¿Cómo eran esos dibujos y
símbolos? ¿Abominables? ¿Obscenos? ¿Impíos?
–Pues no lo
sé porque no me fijé mucho en ellos. Lo hice mucho más en el
centro de la cripta, en el que había un pozo de piedra que salía
del suelo y estaba totalmente decorado con relieves que representaban
criaturas monstruosas, que esas sí que eran abominables del todo. Y
en que alrededor del pozo había seis personas vestidas con túnicas
negras que cantaban con los brazos levantados.
–¿Pudisteis
ver sus caras?
–No, porque las túnicas llevaban capuchas
que se las tapaban.
–¿Y qué era lo que cantaban? Supongo
que algún cántico diabólico y siniestro.
–La verdad es
que daba muy mal rollo oírlos y más todavía vestidos así y en
semejante sitio. La mayoría era en un idioma muy raro que no
entendíamos, pero repetían una y otra vez algo así como “chulu
fatagen” y también “ia, ia, sub nigurat”, o algo parecido. A
día de hoy seguimos sin saber lo que significan ni qué idioma
era.
–Y la verdad es que tampoco nos importa en absoluto, no
queremos saber nada más de todo aquello, nada de nada, nunca más,
ni hablar.
–José, cariño, ¿estás bien? ¿Quieres dejarlo
y que siga yo sola? Te veo muy nervioso.
–Si quieres puedes
retirarte a la sala de invitados.
–No, no, estoy bien, no
pasa nada, puedo seguir.
–Entonces continuamos con la
historia. Diana, has dicho que no todo el cántico era en ese extraño
idioma desconocido.
–Sí, había una frase que cantaban en
castellano, era “la cabra negra de los bosques con un millar de
retoños”. Y como te puedes imaginar estábamos flipando con todo
aquello. Jamás podríamos haber imaginado encontrar algo así en un
pequeño pueblo de La Mancha profunda; todo parecía sacado de una
película de terror de esas de serie b. Y sinceramente los cuatro
estábamos muertos de miedo.
–Porque era real, completamente
real, no era una película ni una alucinación. Como tampoco lo era
aquello que empezó a salir del pozo después de oírse un chapoteo…
era un ser monstruoso, deforme… algo que nadie podría imaginar ni
en sus peores pesadillas… en cierto modo parecía un animal… pero
no lo era… era… yo… no puedo… no puedo… ¡Dios mío! ¡No
puedo! ¡No puedooooooo! ¡Aaaaaaaaaaaa!
–Compañeros,
pasamos a publicidad.
–Bienvenidos de nuevo a Cuarto
Milenio. Desgraciadamente, José ha tenido que abandonar la Nave del
Misterio, pero por fortuna no le ha pasado nada, sólo ha sufrido un
pequeño ataque de nervios del que ya está completamente recuperado.
Su novia Diana terminará de contarnos esta increíble historia tan
apasionante como espeluznante.
–Sí, Iker, muchas gracias
por vuestra ayuda con José.
–Faltaría más, por Dios. Lo
último que contó tu novio fue que una espantosa y terrible criatura
de pesadilla comenzó a surgir del pozo. ¿Los demás también la
visteis? ¿Cómo era exactamente?
–Pues la verdad es que no
sabría describirla porque no me acuerdo bien de ella, mi memoria ha
borrado casi todo lo que ocurrió desde entonces hasta que desperté
en el hospital.
–¿Dirías que era indescriptible?
¿Inenarrable? ¿Incognoscible?
–No sé, lo poco que
recuerdo es que era muy desagradable y horrible. Y como dijo José
era deforme y tenía partes como de animal, con brillantes ojos
amarillos, bocas babeantes y gruesos tentáculos repartidos por todo
su cuerpo. Y también que era de un color entre negro y verde oscuro
y que apestaba, despedía un olor asqueroso. Como te he dicho, lo
siguiente que recuerdo es despertar en el hospital de Ciudad
Real.
–¿Tú también piensas que esa monstruosidad era de
verdad?
–No lo sé, a veces pienso que sí y otras que
tienen razón los terapeutas con lo de la alucinación colectiva. La
verdad es que es muy difícil de creer y seguro que los espectadores
están de acuerdo con eso. Todo lo demás, la ermita, la cripta y la
gente cantando estoy totalmente segura que fue real, pero aquello…
sinceramente no lo sé.
–En cuanto a la cripta, tenemos otro
invitado muy especial que va a arrojar luz sobre esa parte de la
historia. Se trata de Joaquín Sevilla, ex-agente de la Guardia Civil
que hace cinco años fue el primer encargado de investigar lo
sucedido junto a su por entonces compañero Ernesto Reyes, que no ha
podido venir esta noche por motivos laborales. Buenas noches,
Joaquín, cuéntenos lo que ocurrió.
–Buenas noches. Pues
sí, hace cinco años Ernesto y yo estábamos destinados en esa zona
de Ciudad Real y esa noche dio la casualidad de que pasábamos con el
coche por la carretera cercana a la ermita, que es una comarcal por
la que casi nunca circula nadie. Entonces vimos a una chica, que
luego me enteré que era María, corriendo y pegando gritos por en
medio de la carretera. Lógicamente, paramos para socorrerla y le
preguntamos qué pasaba, pero estaba completamente histérica, no
paraba de gritar y llorar. Gracias a Dios, conseguí entender entre
los gritos y los lloros que decía ermita, así que le pedí a
Ernesto que se encargara de cuidarla y llamara a una ambulancia y me
dirigí hacia allí. Al llegar vi la cadena rota, la tumba abierta y
la escalera, así que saqué la linterna y, por si acaso, la pistola
y bajé. Cuando llegué a la cripta no pude fijarme mucho en ella
porque encontré a los tres jóvenes en un estado muy preocupante:
Jorge estaba en el suelo inconsciente, su hermano José estaba dando
vueltas alrededor del pozo con los ojos muy abiertos y cantando en
voz baja la canción de la serie Bola de Dragón y Diana estaba
tumbada en posición fetal, chupándose el pulgar como un bebé. Por
mucho que lo intenté, no conseguí que Jorge despertara y, en cuanto
a los otros dos, era como si no me oyesen. Cada vez que les tocaba,
Diana se ponía a llorar y a llamar a su mamá y José me pegaba
mientras gritaba: "¡muere, maldito Célula, yo, Goku, acabaré
contigo!". Cuando llegaron los de la ambulancia se los llevaron
al hospital y recuerdo que, mientras le metían en el vehículo,
Jorge recuperó la consciencia y dijo a voz en grito: “¡Os lo
dije! ¡Teníamos que haber ido a Marbella!”
–Entonces,
aparte de ellos tres ¿no había nadie más en la cripta?
–No,
nadie.
–¿Alguna vez volvió al lugar de los hechos?
–No,
la Policía Nacional se encargó del caso y mis mandos nos
prohibieron expresamente a Ernesto y a mí volver allí. De hecho, no
contaría esto si siguiera en el cuerpo porque también nos
prohibieron hablar del tema. Luego supe que habían demolido la
ermita. Y también oí que las pinturas de las paredes estaban hechas
con sangre humana, pero no sé si es verdad.
–Otro
testimonio de lo más interesante que nos da pie a reflexionar.
Muchas gracias a los tres invitados por haber acudido a Cuarto
Milenio. Nos vamos a publicidad, pero a la vuelta tendremos otro tema
apasionante que no se pueden perder: la historia de una barra de pan
en la que apareció el rostro de Jesucristo.
Muy bueno!!! 👍🏻👍🏻👍🏻
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