CRÍTICA DE CINE: Tarde para la ira

Después de ver su primer largometraje me queda claro que Raúl Arévalo no perdía el tiempo durante los rodajes de sus películas como actor y se dedicaba a aprender el oficio de director, ya que parece mentira que sea su debut viendo el gran talento que despliega, su buena dirección de actores y su dominio del lenguaje cinematográfico, especialmente de los mecanismos del thriller. En este último aspecto me ha recordado a películas de Alberto Rodríguez como La isla mínima en la que Arévalo participó como actor, ya que al igual que ésta Tarde para la ira también es un thriller sin concesiones, con una historia muy dura que entra dentro del cine negro más realista y un film frío pero que a la vez te mantiene todo el tiempo en tensión y en algunos momentos con el corazón en un puño y que tiene escenas de gran violencia pero que afortunadamente en ningún momento resulta gratuita ni se recrea en ella.
Además Arévalo ha contado con la colaboración de muy buenos profesionales tanto en el apartado técnico como en el artístico, destacando la fotografía de Arnau Valls Colomer y las magníficas interpretaciones de sus dos protagonistas, un Antonio de la Torre que vuelve a demostrar que es uno de los mejores actores españoles (e incluso mundiales) actuales y un Luis Callejo que no tiene nada que envidiarle, bordando ambos unos papeles escritos para ellos. En el apartado interpretativo es una lástima que aunque la mayoría del resto del reparto está muy bien, como Ruth Díaz y un divertidísimo Manolo Solo que introduce el único alivio cómico de la película, algunos de los secundarios no están a la altura, sobre todo si los comparamos con los protagonistas.
El principal defecto que le veo a la película es que en algunos momentos resulta un poco inverosímil, lo que significa un problema al tratarse de un film de historia y estética realista (la mayor parte de ella está rodada en localizaciones reales como varias calles y plazas del Móstoles donde resido) pero lo cierto es que sólo te das cuenta de ello después de verla porque durante la misma te ves absorbido por el suspense.
En resumen, si Arévalo sigue por este camino va ser un director muy a tener en cuenta.

Nota: 8 sobre 10
Lo mejor: la dirección y los dos protagonistas
Lo peor: algunas cosas difíciles de creer

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