CRÍTICA DE CINE: La gran ilusión

El calificativo de obra maestra suele usarse con mucha ligereza en mi opinión pero en este caso es totalmente acertado. Y es que se trata de una de las mejores películas de uno de los mejores directores de la historia del cine, que aparece en la mayoría de las listas de las mejores de todos los tiempos. Así que no podía perderme la oportunidad de verla (por primera vez) en pantalla grande y realmente ha estado a la altura de mis expectativas.
Como en las otras películas que he visto de él, Renoir consigue llevar por donde quiere al espectador, haciendo que se emocione, se divierta o esté en tensión cuando la historia lo requiere, pero siempre sin que se note su intervención, al contrario de lo que hacen muchos directores actuales empeñados en demostrar su supuesta genialidad. Y además consigue que el público no se aburra en ningún momento, ya que debía tener muy claro que el objetivo principal del cine es entretener a dicho público contando una historia que pueda entender, todo lo contrario que directores muy sobrevalorados cuyas películas aburren a las ovejas (Antonioni, Bela Tarr...) o no las entienden ni ellos (Jonas Mekas, la mayoría de las de David Lynch...).
Técnicamente, teniendo en cuenta que es de 1937, la película es muy buena y se nota que está muy cuidada en ese aspecto: la fotografía y el montaje son estupendos y el vestuario y la escenografía son perfectos, consiguiendo que creas que realmente están en la I Guerra Mundial.
Y en el aspecto artístico también es espléndida: todo el reparto, tanto protagonistas como secundarios, está magnífico y aunque es complicado destacar a alguno tanto Jean Gabin (que era una auténtica estrella del cine francés en su época) como Marcel Dalio bordan unos papeles nada fáciles ya que pasan por muy distintos estados de ánimo a lo largo de la historia. Y la banda sonora está al mismo nivel, con una música muy bonita que es usada en el momento justo y que no distrae de la historia ni tiene demasiado protagonismo (defecto desgraciadamente habitual en el cine actual).
Pero La Gran Ilusión no sólo entretiene sino que además hace pensar al espectador, algo que personalmente agradezco en el cine, consiguiendo que reflexione sobre temas muy importantes e interesantes como la guerra, el nacionalismo, el concepto del honor, la lucha de clases o la lealtad en una situación de lucha por la supervivencia. Renoir y su co-guionista Charles Spaak dejan clara su postura pacifista, su defensa de la igualdad entre todas las personas independientemente de su nacionalidad, etnia o clase y su concepción de la guerra como algo absurdo en un momento histórico muy complicado (la II Guerra Mundial empezaría dos años después del estreno) Pero también evitan que se convierta en una historia de buenos y malos gracias sobre todo al maravilloso personaje del comandante alemán perfectamente interpretado por Erich Von Stroheim.
No me extraña nada que el mismísimo ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels dijera que odiaba esta película y que se prohibiera en en los países con regímenes fascistas.

Nota: 10 sobre 10
Lo mejor: absolutamente todo
Lo peor: que actualmente no se hagan más películas como esta

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