CRÍTICA DE CINE: Green Book

A los estadounidenses (y a los franceses, sobre todo después del enorme e injustificado éxito de Intocable) les encantan lo que los anglosajones llaman "feel good movies": películas hechas para generar buen rollo en el espectador. Y en estos tiempos en que se ha recrudecido el conflicto racial siempre latente en EE. UU., en gran parte gracias a un presidente racista como Trump, estaba tardando una película de este tipo que tratara dicho tema, por supuesto de forma amable y haciendo un bonito y necesario canto a al tolerancia.
El problema es que Green Book lo hace de la forma más convencional posible, contando una historia que a pesar de estar basada en hechos reales no tiene ni pizca de originalidad. Y además su director, muy alejado de las comedias absurdas y escatológicas que hacía con su hermano, no ha corrido ni el más mínimo riesgo al contarla, siguiendo fórmulas muy trilladas. Pero a pesar de todo, Farrelly la dirige muy bien, logrando la difícil tarea de mantener el interés por una historia de lo más previsible, para lo que ha contado con la imprescindible ayuda de un gran equipo técnico, una fotografía y una banda sonora estupendas y sobre todo una pareja de magníficos actores que son lo mejor de la película: un Viggo Mortensen que demuestra que tiene una enorme cantidad de registros y puede interpretar cualquier tipo de personaje igual de convincentemente; y Mahershala Ali, que tras su descubrirmiento en Moonlight sigue probando su gran talento con un personaje menos lucido que el de su compañero pero nada fácil.
Eso sí, aunque Green Book es buena no entiendo cómo le han dado el Oscar a ala mejor película compitiendo con dos peliculones como La Favorita y El vicio del poder.

Nota: 7 sobre 10
Lo mejor: la pareja protagonista
Lo peor: que está muy vista

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